"DUDAS SOBRE EL CAMBIO SEGURO"

Publicado en por Digital Realidades Sociales y Políticas

"No tengo temor en afirmar rotundamente que la gestión Danilísta será más de lo mismo". 

DANILO-MEDINA-1.jpgPor: Aneudy de León M.

 

Con respecto a la interrogante que muchos se han planteado antes y después de la toma de posesión del 16 de agosto de 2012, sobre si Danilo Medina hará honor a su eslogan principal de campaña del "Cambio Seguro" y si su gestión se diferenciará lo suficiente de la gestión gubernamental del hoy ex-presidente Dr. Leonel Fernández, muchas dudas nos vienen para coincidir con lo que algunos analistas sugieren al definir al nuevo incumbente del Palacio Nacional como: un instrumento más de dominación del caudillo peledeísta. A continuación le explico de manera sucinta el porqué de nuestras conjeturas.

Sin mucho preámbulo, no tengo temor en afirmar rotundamente que la gestión Danilísta será más de lo mismo y, sin dudas, no tendrá diferencias en aspectos estructurales de la gestión de Leonel Fernández. Muy probablemente cambiará “la forma” y la percepción de cómo interactúa con los sectores sociales que vienen exigiendo reformas y ajustes importantes en la forma de gobernar del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) pero en el fondo seguirá siendo lo mismo: el instrumento precario de dominación de una corporación neofascista y de un neo-dictador-caudillo en pleno Siglo XXI.

Para muestra un botón, esto no es una invención analítica nuestra. Por un lado, basta sólo analizar el discurso de toma de posesión que, al margen de coincidir con algunas propuestas liberales del programa de gobierno del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), refleja casi una fotocopia de la línea discursiva del ex-presidente Fernández justo hace cuatro años cuando se comprometió a combatir duramente la corrupción, resolver la crisis energética, mejorar la calidad de vida de la gente, mayor inversión para la educación, promover la competitividad, entre otras áreas importantes y al final podemos ver lo que las estadísticas de foros internacionales nos dicen hoy: involución en el desarrollo humano de nuestros conciudadanos y conciudadanas y degradación en todas las evaluaciones, sobre todo cuando se habla de corrupción. La única diferencia de uno y otro discurso lo fue el “Metro de Santo Domingo”.  Por el otro lado, tenemos las designaciones de funcionarios como lo dispuso Danilo Medina al ratificar en sus cargos o solo hacer movimientos en la mayoría de los ministerios e instituciones importantes, a los mismos personajes que la sociedad viene reclamando su remoción.

Al final, el nuevo presidente, que es actualmente ilegítimo si consideramos todas las variables democráticas y las circunstancias en que fue impuesto-elegido, ha resultado ser “más de lo mismo” [ver HT #MásDeLoMismo en la red social Twitter] y más que un debilitamiento de la posición anterior, es sin dudas, el inicio de un proceso de consolidación de una estructura corporativista, fascista y excluyente del poder político en la República Dominicana. El concepto acuñado por muchos intelectuales antes y durante la recién terminada campaña electoral sobre la “Dictadura Constitucional” cobra más fuerzas que nunca a partir de este momento.

Solo destacar que el recién juramentado presidente de-facto, en su discurso de toma de posesión, no se refirió tanto solo una sola vez a pactos de gobernabilidad con los partidos políticos o al menos con el principal partido de la oposición ni mucho menos a un compromiso serio con la aprobación de la Ley de Partidos Políticos, el fortalecimiento del régimen electoral y otros temas políticos muy sensibles para democratizar los procesos de alternancia en el poder, como quedó evidenciado en las elecciones pasadas que se encuentran nati-muertos en la República Dominicana. Es una pena que solo se haya referido a pactos sociales para fines económicos y que a penas haya dicho la frase “Vamos a fortalecer la institucionalidad democrática”, la que en la forma en que fue dispuesta equivale a una frase vacía, y sin hablar en detalles a qué se refería con ello y mucho menos cómo sintonizaba eso con el contenido de su discurso de una línea más populista que progresista, excluyendo lo relacionado a la educación, algo que, aunque muy positivo, lo vemos con mucho escepticismo partiendo de que, como ya hemos dicho –y así lo revelan sus primeros decretos-, la prioridad será la consolidación del corporativismo fascista que el PLD representa y de lo cual da señales inequívocas tanto antes como ahora.

Desgraciadamente, al parecer, en un amplio sector de la sociedad dominicana no hay conciencia de ello ni mucho menos responsabilidad ciudadana para enfrentar esta nueva etapa del peledeísmo, dado los niveles bajos de educación, la incomprensión de estas “nimiedades” de la democracia y la característica postura desinteresada de la política de la mayoría de dominicanos y dominicanas. Lo que muchos no saben es que el proceso electoral recién terminado nos deja una triste moraleja en el desarrollo del incipiente sistema democrático en que vivimos: ya los procesos de cambios no se ganarán con elecciones cada cuatro (04) años. Esa estructura de dominación solo se desvanecerá o será vencida desde el pueblo con inteligencia, concientización ciudadana pero sobre todo con coraje de hombres y mujeres dispuesto a perderlo todo por el todo hasta el sistema de partidos y la democracia misma si fuera necesario.

Aunque parezca cruel, escéptico y quizás otros pensarán, algo ensañado, ésta es la visión que tenemos acerca de estas interrogantes que nos hacemos hoy muchos ciudadanos y ciudadanas responsables, patriotas y promotores del bienestar colectivo de nuestras actuales y futuras generaciones. Dicho de esta manera, los recientes hechos nos llevan a la ineludible conclusión de que el denominado “Cambio Seguro” no significará más que un eslogan de confusión que, ayudado con el abuso insolente de los recursos del estado, sirvió para confundir a muchos y a comprar la conciencia de otros muchos bajo la prédica de que todo es lo mismo y de que, en pleno Siglo XXI, los procesos de cambios, pero cambios reales en la forma de gobernar para la gente, no valen la pena a la hora de decidir con el voto el futuro integral de una nación en el ámbito social, económico y político. No excluyo con éstos otros lados oscuros del susodicho proceso.

Dada mi devoción hacia la democracia, las libertades públicas, la igualdad de todos los seres humanos sin importar criterios políticos, sociales, económicos, culturales ni religiosos, solo siento compasión, vergüenza y desesperanza por el futuro de la democracia en la República Dominicana y con ello el verdadero acceso a una sociedad incluyente, con justicia social y acceso igualitario a oportunidades todos en especial los más desposeídos para lograr el desarrollo humano de cada uno de nuestros conciudadanos y conciudadanos de ahora y del porvenir. Dios reparta suerte!


RESEÑA ANEUDYEl autor es abogado, especializado en Derecho Internacional, Regulación Bancaria y Responsabilidad civil. Ha realizado diplomados en Ciencias Políticas y una especialidad en Relaciones Internacionales (FLACSO), de igual manera, cursos de Gerencia Política (George Washington University). Es además, investigador y estratega político.

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